sábado, 23 de marzo de 2013

Pasión de Cristo, pasión del mundo


Hace unos años se publicó un libro que se titulaba “Pasión de Cristo, pasión del mundo” nombre sobradamente significativo, que se viene a la memoria ante los duros datos que ofrece el Informe Foessa, publicado en esta semana de pasión.

Resumiéndolo de manera somera podríamos decir que se intensifican los procesos de empobrecimiento y es que las cifras son estremecedoras. Y si los datos son preocupantes a nivel nacional, cuando analizamos la que tenemos más cercana vemos que en Sevilla la tasa de paro pasó del 12´96% en 2007 (110.000 personas) al 32,56% (302.500 personas) en 2012, que son nuestros vecinos los más de 90.000 hogares donde todos sus componentes están parados, sin hablar de que más de la mitad de los jóvenes que buscan trabajo están en paro y los terribles dramas que están viviendo tantas personas que ven como pasa el tiempo, se le acaban todo tipo de ayudas y entran en un mundo de desesperanza.

Amplia brecha que se ha abierto entre las personas empobrecidas y el resto de la sociedad que tiene más posibilidad de acceso a bienes y servicios; amplia brecha que sigue ensanchándose de manera alarmante.

El paro estructural y una realidad social en España donde los mecanismos de aseguramiento de la sociedad se han debilitado y políticas de austeridad han generado una mayor vulnerabilidad de la sociedad española, se están cebando con los más débiles.

Como también expresa claramente el informe, no podemos tampoco olvidar a aquellas personas que en distintas partes del mundo viven en crisis como forma habitual de su existir. Mal católicos (universales) seríamos si cayésemos en la ladina tentación de atender a los más cercanos y olvidar al resto.

Cristo sigue presente en su pasión en tantas personas que sufren. No son números, son personas que tienen su particular calvario en su vida diaria.

Con fe sabemos que el Señor sufrió su pasión y muerte por todos y cada uno de nosotros y que día a día hace presente su entrega salvadora en nuestras vidas, y de manera real y actual en la Eucaristía. El amor al que se entregó por nosotros, nos ha de llevar a trabajar constantemente por sembrar esperanza, a destruir estructuras de injusticia, a defender a los más pobres, a los que no cuentan para la sociedad, porque desde Jesús otro mundo es posible.

Que la fuerza de la caridad de Cristo y la de cada uno de nosotros unida a la de Él, haga brotar la fuerza de la Resurrección a la que Dios nos tiene convocados a todos.

1 comentario:

  1. Cristo sigue vivo; no solo porque prometió estar con nosotros hasta el fin de los tiempos, sino también vovi en sus criaturas cada vez con mayores carencias, cada vez más empobrecidas. "¡Dadle vosotros de comer!". Cáritas no es un capricho de la Iglesia ni un invento de los hombre, sino un mandato divino.

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